A veces una vieja estación deja de serlo y es un precioso lugar.
A veces una sencilla comida servida sin mantel, es un sofisticado manjar lleno de glamour.
A veces un parque es una ola azul donde sumergirnos entre risas.
A veces nada es lo que parece.
Somos nosotros los que dotamos de magia y vida los momentos.
Somos
nosotros los que nos entregamos en una sonrisa, en una mirada, en un
silencio, en un abrazo, los que nos dejamos sorprender y sorprendemos,
los que nos dejamos descubrir y descubrimos, somos nosotros los de
siempre y los que acabamos de nacer, los que encerramos toda la
sabiduría del mundo y toda su ingenuidad, y yo me siento feliz por tan
bella entrega.
Sentir,
sentir, sentir, sin miedo, porque el miedo se fue al sentirse derrotado
tal y como la vida le enseñó, y algunos guerreros valientes somos
capaces de ganarle cuando él ya sueña en la victoria.
Con
los ojos abiertos, con la sonrisa abierta, con la piel abierta, con el
corazón y el alma bailando en una balada donde la música no necesita de
violines para sonar sublime en nuestros oídos y donde ni siquiera se
necesita seguir el ritmo para sentir que estas bailando con el alma
entre los brazos.
A
veces solo a veces la realidad puede ser más bella que lo imaginado y
entonces rompes el silencio sin necesidad de palabras y sigues sonriendo
y bailando sin moverte del sitio y sientes y sentir te hace feliz..
Y echas de menos un abrazo y un beso incluso antes de que se hayan separado de tu piel.
Y sabes que la vida puede estar llena de momentos perfectos solo tienes que dejarte fluir solo eso.
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